Cartel del Junio Eucarístico 2015 |
Un cartel muy aplaudido en su presentación y en el que nuestro Titular, el Señor de la Sagrada Cena es protagonista junto con otros elementos que participan en la composición de la obra pictórica.
Así explicó nuestro hermano Jesús Vega el significado del cartel en la tarde de su presentación:
“La eucaristía no pasa de moda, no tiene tiempo ni medida”
Así podría titularse este cartel del Junio Eucarístico…
Tal y como aparece en las esquinas inferiores del cuadro la eucaristía es alfa y omega, principio y fin. Esta idea de intemporalidad se acentúa con la forma eucarística como un sol figurado que amanece sobre Sevilla iluminando la ciudad.
A la izquierda, abajo, vemos esa silueta a modo de contraluz en la que se intuye la catedral que, simbólicamente, representa la Sevilla más tradicional, mientras que en el lado derecho, la silueta recuerda a construcciones más recientes.
Es una forma de decir que la eucaristía lo ilumina todo sin tiempo, eternamente y sin entender de pasado, presente y futuro.
La eucaristía por tanto no pasa de moda. Es eterna.
Todo el cartel está pintado al óleo sobre lienzo y, en lo que se refiere a la composición debemos hablar de una simetría. El Señor de la Sagrada Cena actúa como eje de simetría y como reclamo visual.
Desde que empecé esta obra, quise equilibrar la idea de pintura con la de cartel. Pienso que a veces hay grandes cuadros que no funcionan como cartel y buenos carteles que no funcionan como obra pictórica. En mi caso, he intentado igualar estos dos aspectos. Para mi un cartel debe ser una llamada en la pared, por ello, como acabo de señalar, he utilizado un elemento que sirve como reclamo: El Señor de la Sagrada Cena. Él en sí ya es un cartel y Él, por mi experiencia personal es mi fotografía de Junio, mi fotografía de la mañana de Corpus que vivo con mis hermanos desde que era niño.
No conozco a nadie que no perciba en su rostro el misticismo y la espiritualidad que emana de la mirada que retratara Sebastián Santos Rojas en 1955. Precisamente por ello he utilizado un primer plano, para acercarme todo lo posible a la emoción de su cara. Además aparece con sus potencias para no restar nada de su majestuosidad.
Sí me he permitido una licencia, y es la de dibujar su mano izquierda sin cáliz, es decir, la mano original de Sebastián, que en este caso, se intuye en actitud de ofrecimiento y servicio a la ciudad y, simbólicamente a una parte de la ciudad que, en cierto modo, se siente más lejos de la figura de Dios.
El Señor aparece además sobre el cielo azul limpio de nubes que alude directamente a JUNIO. Para mí junio es el azul del verano y de los días calurosos de cualquier mañana de Corpus en Sevilla.
También, comentar que en los laterales vemos unas grecas decorativas que he diseñado para este cartel, en la que, casi a modo de recortable, aparecen uvas y espigas. Estas grecas, además de decorar, acentúan la verticalidad de la composición, coincidiendo, para no olvidar la idea de simetría, con las siglas alfa y omega comentadas anteriormente.
Por último, decir que la obra está dedicada a un buen amigo y hermano como es Sebastián Reina Sousa, que con 35 años nos dejó 4 días antes del pasado Domingo de Ramos, no pudiendo por tanto salir como costalero bajo el Misterio de la Sagrada Cena. Su silueta, se intuye en un lugar del cuadro mirando al Señor.
Así podría titularse este cartel del Junio Eucarístico…
Tal y como aparece en las esquinas inferiores del cuadro la eucaristía es alfa y omega, principio y fin. Esta idea de intemporalidad se acentúa con la forma eucarística como un sol figurado que amanece sobre Sevilla iluminando la ciudad.
A la izquierda, abajo, vemos esa silueta a modo de contraluz en la que se intuye la catedral que, simbólicamente, representa la Sevilla más tradicional, mientras que en el lado derecho, la silueta recuerda a construcciones más recientes.
Es una forma de decir que la eucaristía lo ilumina todo sin tiempo, eternamente y sin entender de pasado, presente y futuro.
La eucaristía por tanto no pasa de moda. Es eterna.
Todo el cartel está pintado al óleo sobre lienzo y, en lo que se refiere a la composición debemos hablar de una simetría. El Señor de la Sagrada Cena actúa como eje de simetría y como reclamo visual.
Desde que empecé esta obra, quise equilibrar la idea de pintura con la de cartel. Pienso que a veces hay grandes cuadros que no funcionan como cartel y buenos carteles que no funcionan como obra pictórica. En mi caso, he intentado igualar estos dos aspectos. Para mi un cartel debe ser una llamada en la pared, por ello, como acabo de señalar, he utilizado un elemento que sirve como reclamo: El Señor de la Sagrada Cena. Él en sí ya es un cartel y Él, por mi experiencia personal es mi fotografía de Junio, mi fotografía de la mañana de Corpus que vivo con mis hermanos desde que era niño.
No conozco a nadie que no perciba en su rostro el misticismo y la espiritualidad que emana de la mirada que retratara Sebastián Santos Rojas en 1955. Precisamente por ello he utilizado un primer plano, para acercarme todo lo posible a la emoción de su cara. Además aparece con sus potencias para no restar nada de su majestuosidad.
Sí me he permitido una licencia, y es la de dibujar su mano izquierda sin cáliz, es decir, la mano original de Sebastián, que en este caso, se intuye en actitud de ofrecimiento y servicio a la ciudad y, simbólicamente a una parte de la ciudad que, en cierto modo, se siente más lejos de la figura de Dios.
El Señor aparece además sobre el cielo azul limpio de nubes que alude directamente a JUNIO. Para mí junio es el azul del verano y de los días calurosos de cualquier mañana de Corpus en Sevilla.
También, comentar que en los laterales vemos unas grecas decorativas que he diseñado para este cartel, en la que, casi a modo de recortable, aparecen uvas y espigas. Estas grecas, además de decorar, acentúan la verticalidad de la composición, coincidiendo, para no olvidar la idea de simetría, con las siglas alfa y omega comentadas anteriormente.
Por último, decir que la obra está dedicada a un buen amigo y hermano como es Sebastián Reina Sousa, que con 35 años nos dejó 4 días antes del pasado Domingo de Ramos, no pudiendo por tanto salir como costalero bajo el Misterio de la Sagrada Cena. Su silueta, se intuye en un lugar del cuadro mirando al Señor.
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